Los que nos dedicamos a conocer y dar a conocer los atractivos enoturísticos, como motores económicos asociados al turismo y al vino. Uno de estos grandes atractivos son los barrios de bodegas, existentes en numerosos municipios del noroeste de España en general y en Castilla y León en particular. Un importante patrimonio histórico industrial que cuando se pone en valor, ayuda a las economías y fija población en el medio rural.
Esta ha sido una de las conclusiones del congreso de la Arquitectura del Vino celebrada durante los días 10 y 11 de noviembre en Aranda de Duero, Burgos.
Durante las ponencias realizadas durante estas jornadas, se ha puesto de manifiesto un creciente interés sobre estos conjuntos arquitectónicos históricos, sobre todo en los últimos años. Esto se ha debido esencialmente a la implicación de los vecinos y el apoyo de las instituciones locales donde se localizan.
La importancia de los barrios de bodegas
Otra de las conclusiones de este congreso de la Arquitectura del Vino, hace hincapié en la colaboración entre todas las partes implicadas; en palabras de uno de los codirectores de este congreso, el doctor en Historia Javier Iglesia: “Sin embargo, cuando esa unión no camina al tiempo, se resquebraja la posibilidad. Cuando se camina al paso, las posibilidades de éxito crecen indudablemente”.
Conseguir un consenso y una trazabilidad de los propietarios
Otra de las conclusiones a las que se ha llegado durante este congreso es, la dificultad, en general, de lograr ese acuerdo entre los propietarios de las galerías y cuevas excavadas de cara a su recuperación y adecuación para su explotación como recurso.
Con frecuencia, los intereses de los distintos propietarios, cuando se logran localizar, que es también otra dificultad, no coinciden con el interés general; pese a haberse constatado que en aquellas localidades donde se ha logrado poner en valor el barrio de bodegas local, como en Moradillo de Roa, se generan recursos económicos que repercuten en beneficio de la población y crea un sentimiento de orgullo comunitario.
Otro patrimonio inmaterial
No obstante, existe otro tipo de patrimonio inmaterial asociado al vino, es el patrimonio etnográfico, con elementos intangibles asociados al vino, con cantos, refranes y vocabulario propio de esta actividad. “porque si solo mostramos la parte enológica, la parte productiva, el visitante se aburre y no encuentra una contextualización del territorio que está visitando”.
Esta ampliación de lo que es patrimonio relacionado con la viticultura, revalorizado como recurso turístico, se ha hecho hincapié en la amenaza que supone la destrucción del paisaje rural, amparándose en el supuesto progreso”, que está modificado, en ocasiones de forma irreversible, unos entornos rurales casi vírgenes.
La parte técnica
Otro aspecto al que se le ha dado importancia durante este congreso es la importancia de contar con una documentación archivística, topográfica y arquitectura rigurosa. Así es necesario que los municipios que son promotores de iniciativas cuenten con alguna fórmula de protección de los bienes, de forma que se mantenga el conjunto con un rigor histórico.
Para ello, también se ha subrayado la importancia de empezar a contar con un espacio en las escuelas universitarias de arquitectura donde exista una especialización en esta materia, que permita que “no solo es una cuestión rehabilitadora del patrimonio, sino también un elemento de modernidad y de sostenibilidad”.
Futuro de estas jornadas
La conclusión final de este Congreso de la Arquitectura del vino ha apuntado que, el éxito del enoturismo aún no ha generado un problema de sobreexplotación. No obstante, se ha advertido que, si este auge lleva a perder el rigor histórico, puede llegar a provocar la difusión de mensajes equívocos de los que habría que salvaguardarse.
Con esta conclusión de este I Congreso Nacional de la Arquitectura y Cultura del Vino, se cree que debido a la cantidad de inscritos, los ponentes participantes y la repercusión del mismo, podría ser interesante dotarlo de continuidad en el tiempo, “Si hubiera una segunda edición no tendría por qué ser anual. Podría ser bienal”, ha reconocido Javier Iglesia.
Entre los contenidos de futuras ediciones, ha adelantado, se podría dar cabida a otros temas transversales que solo se han tocado de refilón en esta primera convocatoria, como la transformación de las bodegas en restaurantes, los problemas con la propiedad de las galerías o qué fórmula de protección podría ajustarse a las necesidades de este patrimonio.
